La Violencia Electoral en México en 2024: La más Mortal en la historia

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La elección más grande de México, llevada a cabo este domingo, no solo será recordada por su magnitud sino también por la ola de violencia que la ha marcado, convirtiéndose en la más sangrienta de la historia electoral del país. Al menos 33 aspirantes a diversos cargos han sido asesinados desde el inicio formal del proceso electoral en octubre de 2023, lo que implica un promedio alarmante de cuatro asesinatos por mes.

 

Un Año de Sangre y Miedo

El primer asesinato de un aspirante ocurrió en octubre de 2023, apenas un mes después del inicio del proceso electoral. Desde entonces, la lista de víctimas ha crecido de manera constante, alcanzando los 33 asesinatos. Estos crímenes han afectado a una amplia gama de candidatos, aunque la mayoría de las víctimas, 25 en total, eran aspirantes a presidencias municipales. Además, se contabilizan tres asesinatos de aspirantes a regidurías, uno a una sindicatura y uno a una concejalía.

Los niveles de violencia no se han limitado solo a los aspirantes a cargos municipales. También ha habido víctimas entre aquellos que buscaban puestos más elevados: una aspirante a senadora, un aspirante a diputado federal y uno a diputado local.

Una Crisis de Seguridad Democrática

El impacto de esta violencia no puede subestimarse. Además de las pérdidas humanas, el clima de inseguridad ha generado un ambiente de miedo e incertidumbre. De acuerdo con expertos en seguridad y democracia, esta ola de violencia fue un reflejo de los intentos de diversos grupos criminales por influir en los resultados electorales y asegurar el control territorial.

La violencia política es un reflejo de los desafíos estructurales que enfrenta México en su camino hacia una democracia plena. Cada asesinato no solo silencia una voz, sino que también amenaza los principios fundamentales de la participación y la representación ciudadana. La resiliencia de la sociedad mexicana y su demanda de justicia y paz son cruciales para transformar este oscuro capítulo en un impulso hacia un futuro más seguro y democrático. La memoria de los caídos debe ser el motor que impulse cambios significativos y duraderos.

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